El huérfano

Impresa en el año s.n., 19–

Tango: El huérfano

Música: Anselmo Aieta

Año: 1922

Ante el sepulcro de mi amor
detengo el paso; y esta estrofa
dejaré como una flor…
Y al viento errante doy mi voz,
que él llevará como un adiós.

Un día te cruzaste,
mujer, en mi camino;
yo andaba por la vida
sombrío y al azar;
mi madre se había muerto,
y el dulce amor divino
perdido para siempre
nublaba mi destino.
Ya nada me quedaba
cansado estaba de llorar.

Entonces me encontraste
y yo algo vi en tus ojos
¡radiantes como auroras
de dicha y de ilusión!
Tus ojos no engañaron
las ansias de mi pena,
pues fuiste tú en mi vida
la amada blanca y buena,
¡querida una vez sola
con todo el corazón!

Y ahora me abandonas.
¡Te alejas de mi lado!
¡Me sumes en la noche
tan fría del dolor!
Mi pobre traje humilde
de nuevo está enlutado,
y el huérfano doliente
que ayer has encontrado,
hoy sigue siendo el huérfano
de tu encantado amor.

Letra de Francisco García Jiménez

Deja una respuesta